Trabajar con bajas temperaturas: claves para evitar riesgos

Las bajas temperaturas son un factor de riesgo para un gran número de colectivos, como el de la obra pública y la construcción, el sector agrícola y el sector alimentario, que realizan la mayor parte de su trabajo en el exterior. Ante la inminente llegada del invierno y las olas de frío, la Asociación de Empresas de Equipos de Protección Individual (ASEPAL) recuerda que el trabajo en condiciones gélidas es importante para la salud de los trabajadores, lo que conviene estar preparados y llevar los equipos de protección individual (EPI) adecuados.

En el ámbito laboral, la exposición al frío y a la lluvia puede ser evaluado como riesgo, ya que tiene una incidencia clara sobre la salud y seguridad de los trabajadores. Por ello, es determinante para su protección el uso adecuado de EPI conforme a lo establecido en el RD 773/1997 y cumplir los requisitos de salud y seguridad legales establecidos en el RD 1407/1992.

La normativa aplicable a los distintos tipos de equipos destinados a proteger contra el frío y la lluvia son los siguientes:

  • Riesgos derivados de la exposición a ambientes fríos. Lo cual supone la exposición equivalente del usuario de temperaturas comparables a una temperatura del aire de entre -5 ºC y 10 ºC.
  • Riesgos derivados de la exposición al frío. Para exposiciones a un riesgo superior al de un ambiente frío.
  • Riesgos derivados de la exposición a la lluvia. La lluvia no sólo molesta, sino que, en determinadas circunstancias, la exposición a la misma puede constituir un riesgo por sí misma.


Claves para prevenir estos riesgos:

Las medidas preventivas son la mejor elección contra las bajas temperaturas para garantizar la salud laboral de los trabajadores. Desde ASEPAL recomiendan algunas claves para tener en cuenta en estas situaciones:

  • Estar pendientes de las previsiones meteorológicas y seguir las recomendaciones de las instituciones.
  • Evitar o disminuir el esfuerzo físico durante las horas más gélidas del día.
  • Proteger las extremidades de los trabajadores con el equipo necesario y adecuado a sus necesidades.
  • Proporcionar la ropa necesaria según el puesto de trabajo y condiciones termohigrométricas.
  • Ingerir líquidos calientes ayudando a recuperar pérdidas de energía calorífica.
  • Controlar el ritmo de trabajo y organizar breves ciclos de trabajo con descanso durante la jornada.

Además de los efectos que se conocen popularmente, hay evidencia documentada de que el frío puede fomentar la aparición de trastornos musculo-esqueléticos (primera causa de baja laboral temporal), provocar hipersensibilidad y alergia al frío, propiciar la aparición de afecciones respiratorias (asma, bronquitis, etc.), cardiovasculares, articulares y digestivas, y un largo etcétera que culmina con la hipotermia, poniendo de manifiesto así la importancia de ofrecer una protección eficaz frente a este agente.

En definitiva, recordar que las exposiciones prolongadas a temperaturas frías pueden hacer que se tomen decisiones erradas o que se reaccione más lentamente de lo normal. Informar a su supervisor si no lleva ropa lo suficientemente abrigada. Prestar atención a las señales de advertencia y a los síntomas de hipotermia, congelación u otras enfermedades o lesiones relacionadas con el frío.

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