Mi vida con placas solares: pendiente del sol para poner la lavadora

08.00 Incluso en los meses que amanece más temprano, en el desayuno las placas aún no producen suficiente por falta de sol. El primer café tengo que prepararlo con los kilovatios de la red de las compañías eléctricas.

10.00 Una App en el móvil me va informando en tiempo real de lo que producen las placas en el tejado. En los meses con más sol, a las 10 de la mañana ya generan bastante energía para poner una lavadora.

13.00 Estas son las horas del día con más producción de las placas solares, así que voy conectando los aparatos de más consumo uno tras otro: horno, lavaplatos, coche… Esta electricidad me sale gratis y no contamina.

15.00 Si conecto demasiados aparatos, mi demanda eléctrica será mayor que la producción solar y la casa recurrirá a la red para cubrir ese exceso. Ocurre lo mismo al caer la producción en días nublados, sobre todo, en invierno.

16.00 Si no hay nadie en casa para conectar aparatos o se produce más energía solar de la que se usa, el sobrante se vuelca a la red para que lo aprovechen otros y será restado (a un precio menor) en la factura de la luz.

20.00 Al caer la noche, dejo de producir energía solar. Como no tengo baterías, a partir de este momento toda la electricidad que consuma vendrá del exterior (tendré que pagarla a la compañía eléctrica).

Desde que instalaron los paneles fotovoltaicos en el tejado, vivimos pendientes del cielo y de una app en el móvil. Lo idóneo es concentrar todo el consumo eléctrico que se pueda en las horas con mayor producción solar. Este gráfico de un día de agosto sintetiza muy bien cómo funciona:

Por la noche mis paneles no están activos y la electricidad que consumo tengo que pagarla a mi compañía eléctrica.

He puesto paneles fotovoltaicos en mi casa, en la sierra de Madrid. Formo parte de la ola ciudadana que en 2022 ha pulverizado el récord de instalaciones solares de autoconsumo en España. Aunque no existen estadísticas del número de hogares con placas solares, la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) estima que en un solo año prácticamente se ha duplicado el autoconsumo fotovoltaico que había hasta ahora en el país (pasando de 2.742 megavatios (MW) a 5.200, una potencia equivalente a la de cinco centrales de carbón). Y de todas estas instalaciones, calcula que entre un 35% y un 40% de los megavatios solares están colocados en tejados de particulares.

En mi caso, la espera se alargó varios meses sobre la fecha prevista hasta que apareció por el camino de tierra la furgoneta de los instaladores, según me dijeron, por no dar abasto con la avalancha de peticiones. Pero, por fin, el 5 de mayo estrenaba paneles fotovoltaicos: 12 placas que suman 4,5 kilovatios de potencia, un tamaño suficientemente grande para cubrir las necesidades de una vivienda donde casi todo funciona con electricidad (no solo la luz y los electrodomésticos, sino también la calefacción, el agua caliente y el coche). Es como tener una pequeña central eléctrica en el tejado, que funciona, eso sí, siempre que en el cielo brille el sol.

La motivación principal en nuestra casa para invertir en energía solar ha sido reducir todo lo que podamos las emisiones que causan el calentamiento del planeta. Pero, como en muchos otros hogares, también ha tenido mucho que ver la vertiginosa subida de la factura de la luz y, por supuesto, las enormes ayudas lanzadas desde la Unión Europa para impulsar este tipo de energía, que ni contamina ni depende de terceros países. Toda nuestra instalación fotovoltaica ha costado 8.460 euros (IVA incluido), pero seguimos con el proceso administrativo para recibir una subvención de 2.736 euros, así que esperamos que nos salga por 5.724 euros. Estas subvenciones para el autoconsumo forman parte del paquete de 1.320 millones de euros repartidos por el Gobierno central a través de las comunidades autónomas, y ampliado en octubre con 500 millones adicionales. Según el Ministerio para la Transición Ecológica, todavía quedan fondos para 2023, que se repartirán a las comunidades según vayan ejecutándose las cuantías iniciales.

Una vez puestas las placas, en casa lo celebramos con una comida cocinada enteramente con la energía del sol. Nos pareció que habíamos dado un salto en el tiempo. Sin embargo, para el cambio más grande tuvimos que esperar otros tres meses hasta que la instalación estuvo inscrita en el Registro Industrial de la comunidad autónoma. Después de ser informadas la compañía distribuidora y la comercializadora a la que pagamos las facturas de la luz, finalmente pasamos de ser solo meros consumidores de electricidad a convertirnos también en autoproductores. A partir de entonces, en las facturas aparece un nuevo apartado: tras el bloque en el que se dice la cantidad de energía que debemos abonar a la compañía eléctrica, ahora figura la que nos deben descontar a nosotros por la electricidad sobrante que inyectamos a la red (eso sí, valorada a un precio más bajo).

Cuando hay bastante sol, la casa no solo se abastece con la energía de las placas, sino que también puede volcar el excedente que se genere en la red eléctrica general y conseguir una compensación por ello al final del mes.

En cambio, si la producción de los paneles no es suficiente o el consumo resulta demasiado alto para cubrirse con la energía solar, entonces la vivienda tira de la red convencional teniendo que pagar por esos kilovatios hora a la compañía eléctrica.

La factura de septiembre fue toda una sorpresa: por la energía utilizada del exterior teníamos que abonar 58,02 euros, pero la electricidad excedentaria generada por nosotros mismos llegaba a 63,67 euros. Ese mes, la electricidad nos salió gratis y solo tuvimos que abonar los costes fijos y los impuestos. Total de la factura: 14 euros.

Si convence a un tercio de sus vecinos puede poner placas solares en la azotea: “El autoconsumo colectivo es imparable”

Si bien la mayoría de la gente no vive en casas con tejado propio, sino en pisos en bloques de viviendas, esto funciona exactamente igual cuando se trata de autoconsumo colectivo en una comunidad de vecinos. “La mayor diferencia en una instalación fotovoltaica colectiva es que la tramitación para conseguir la compensación es mucho más larga, pero luego cada vecino puede repercutir también el ahorro de los excedentes en su factura, en función del reparto de la potencia acordado en la comunidad”, explica Laura Feijoó, coordinadora del área de Autoconsumo de la empresa Ecooo. “El ahorro dependerá mucho del tamaño de la cubierta y del número de vecinos, pero la factura funciona igual”, incide.

Desde que estamos autorizados a volcar a la red la electricidad que producen nuestros paneles y que no consumimos, nuestra factura incluye un apartado con el descuento que la compañía debe aplicarnos (factura de septiembre).

El descuento solar solo se suele aplicar sobre la energía consumida, pero no sobre los gastos fijos y los impuestos.

La electricidad que vuelco a la red se paga más barata que la que consumo de la red.

Para reducir lo que se paga en electricidad, lo primero es controlar nuestro consumo, pero con unas placas fotovoltaicas también depende mucho de las horas del sol que haya en el mes y de la atención que pongamos en casa para usar los electrodomésticos y el resto de equipos en los momentos del día con más energía solar disponible. Para esto último hay que estar pendiente de una app en el móvil que muestra en tiempo real la producción solar y el consumo eléctrico de la casa (esto también cambia en el autoconsumo compartido, donde estos sistemas de monitoreo están todavía menos evolucionados). Los más frikis con placas solares en casa desarrollan ellos mismo sus propias herramientas de medición.

¿Se puede conseguir bajar la factura de la luz a cero euros? Por lo general, las comercializadoras eléctricas aplican el descuento por el sobrante de energía solar únicamente sobre la parte a abonar por la energía consumida de la red y no sobre el total de la factura. Así pues, el descuento no puede ser mayor de esa cantidad (aunque se haya volcado a la red mucha más electricidad de la consumida) y siempre hay que pagar la parte fija y los impuestos. Sin embargo, hay comercializadoras eléctricas que ofrecen lo que denominan una batería virtual o cuenta verde, donde sí se puede descontar todo el excedente solar en el total de la factura o incluso, si es todavía mayor, de la factura del mes siguiente.

Con todo, esto puede ocurrir solo en los meses con más sol y resulta sobre todo interesante para particulares que tengan mucha producción de energía solar, pero muy poco consumo eléctrico. En mi caso, me sale mucho más a cuenta aprovechar todo lo que pueda la generación solar durante el día para cubrir la demanda de la calefacción o la recarga del coche, aunque aumente el consumo y no deje excedente. Pago más de factura eléctrica, pero me olvido de combustibles más caros y contaminantes como el gas o la gasolina.

Tampoco hay que pensar que todas las facturas van a ser tan baratas, pues en los meses de invierno se reducen mucho las horas de sol. La de septiembre fue de 14 euros, pero la de noviembre nos devolvió a la realidad: 170 euros (con una compensación por el excedente solar de -21,6 euros). Esto ocurre por la menor producción de las placas y por haber puesto en marcha la calefacción eléctrica (aparte de las recargas del coche). Diciembre es peor, los termómetros marcan por primera vez temperaturas bajo cero y dejamos de ver el sol durante varias semanas. En casa nos ponemos en modo ahorro: hay que abrigarse más. Afortunadamente, en España son más los meses con sol que los de cielos nublados.

En los papeles del proyecto de nuestra instalación solar se aseguraba que las 12 placas fotovoltaicas puestas en el tejado nos permitirían alcanzar un 56,4% de autarquía eléctrica. Pero superados nuestros primeros 250 días como productores de energía solar, la app del móvil dice que el consumo de la casa todavía depende un 57,17% de la electricidad importada de la red. Una opción para aumentar nuestro consumo solar sería poner también baterías. “Yo tengo dos kilovatios de paneles y una batería de cinco kilovatios hora”, cuenta el experto en energía Francisco Valverde, que detalla que estos acumuladores de energía no sirven de momento para conseguir una autonomía plena, pero sí son un apoyo muy interesante para alargar más tiempo en el día el uso de la energía solar, incluso de noche. Aunque si no hay sol para producir energía, tampoco para acumularla. “El mes de diciembre ha sido… nefasto, no; lo siguiente. Ha estado nublado casi todos los días”, se queja este especialista del mercado eléctrico, que asegura que cuando no puede almacenar energía solar, utiliza la batería para acumular electricidad de la red cuando está a precios más bajos (con una tarifa regulada PVPC).

Sin intentar llegar a la autosuficiencia energética, nunca se habían instalado tantas placas solares en tejados en España como ahora. De hecho, la organización APPA estima que el país puede alcanzar en 2024 los objetivos de autonconsumo solar marcados para 2030. Cada vez somos más los ciudadanos pendientes del sol para encender la lavadora. No siempre es fácil, pero como recuerda Valverde, aquí hay mucha más radiación solar que en otros países europeos del norte, donde llevan 40 años poniendo placas en las casas: “Una misma instalación fotovoltaica produce en Madrid un 53% más que en Berlín”, incide.

Lee el artículo con infografías integradas en este enlace.

Fuente: Clemente Álvarez (El País)

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