Instalaciones y Sistemas Prósper, nieto de uno de los fundadores de APIEM, entrevistado por El Mundo por incorporar las innovaciones relacionadas con el voto en el Congreso de los Diputados

El periódico El Mundo ha entrevistado a Luis Prósper, nieto de uno de los fundadores de APIEM y actual gerente de Instalaciones y Sistemas Prósper, S.A., por ser la empresas encargada de instalar las grandes innovaciones relacionadas con el voto en el Congreso de los Diputados.

Puede consultar la noticia completa en este enlace: https://www.elmundo.es/madrid/2023/09/22/650c8eecfc6c83b7718b458a.html

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Desde el primer sistema de voto electrónico implantado en el Congreso hasta la llegada de los polémicos pinganillos esta semana. Desde la Legislatura Constituyente hasta la incertidumbre de la presente, la número XV, pasando por la noche del 23-F secuestrados por los golpistas. Son tramoyistas de la Historia de nuestro país. Una familia alejada del foco pero a los mandos de todos los grandes avances tecnológicos que ha experimentado el parlamentarismo español. Ellos son los Prósper.

En su despacho en la calle del Prado, a dos minutos andando desde el Hemiciclo, Luis Prósper, tercera generación de la centenaria empresa familiar que lleva su apellido, se apresura a matizar sobre la polémica de la semana antes de remontarse en el tiempo. «No se llaman pinganillos, se llaman auriculares. Pero una vez que pinganillo se ha puesto de moda… ya no hay nada que hacer», cuenta socarrón mientras bebe una Coca-Cola Light. «Además», prosigue, «desde el Congreso encargaron un modelo de Bosch muy raro, con una sola oreja, que no suele utilizarse habitualmente para estas cosas».

El primer Prósper aterrizó en la capital hace más de un siglo y, desde entonces, su familia ha acompañando a la Historia de la villa. «Mi abuelo vino desde Valencia y fue uno de los primeros en pasar de los farolillos de gas a los de electricidad en el alumbrado público».

Rodeado de distintos modelos de máquinas de votación que se conoce como la palma de su mano y que su familia ha instalado desde el 75 hasta el que actualmente se encuentra vigente, habla de su bautismo de fuego en el oficio: «Tenía 15 años y fue durante la ceremonia de coronación de Juan Carlos I». Sin embargo, en aquel momento, su familia ya era una veterana del Congreso.

Su padre comenzó a trabajar como electricista en las Cortes durante la posguerra por recomendación de otro cliente. «Le llamaron para restaurar el edificio, que estaba en malas condiciones, y porque los anteriores electricistas habían muerto durante la Guerra».

Sin embargo, la gran revolución de la familia Prósper al Congreso llegó con la instalación del primer sistema de voto electrónico en 1975, con el que se aprobó la Constitución española. Un sencillo cajetín negro con tres interruptores y una llave. «Los diputados la perdían todo el rato así que se dejaban puestas».

Con orgullo, relata que aquello supuso «un avance enorme» porque agilizó mucho el proceso de las votaciones, especialmente durante la redacción de la Carta Magna. «Antes de su instalación, solo se votaba una o dos veces al día porque se tardaba muchísimo en contar».

Sin embargo, sus señorías fueron diestros a la hora de trampear. «Se sientan por amistades y algunos votaban por los que estaban ausentes. Al final de cada sesión, había 20 o 30 votos más que diputados».

Las trampas fueron despareciendo con los nuevos sistemas para el voto que Prósper fue instalando y cuyo desempeño en la Cámara le llevó a vivir la noche del 23-F con ventipocos años. «¿Lo peor de aquello? Nos quedamos sin tabaco, los guardias civiles decían que salían a comprar y no volvían», recuerda.

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