Con la tarifa de la electricidad disparada desde hace semanas por la subida de los precios del gas, el Gobierno ha aprobado un paquete de medidas que pasan por abaratar el Impuesto Especial de la Electricidad y suspender hasta final de año el Impuesto sobre el Valor de Producción de Energía Eléctrica. En este contexto de escalada diaria de precios, a los hogares no les queda más remedio que poner en marcha algunos consejos para reducir el pago mensual de la electricidad.
Manuel Cabrera, director Técnico de APIEM aporta estos sencillos tips:
• Comprobar, llamando a nuestra empresa comercializadora de la electricidad, si nos encontramos dentro del mercado libre o regulado. “Los hogares o negocios que hayan contratado su tarifa dentro del mercado libre, es decir aproximadamente el 40% de la población, probablemente hayan contratado un precio fijo del kw/h, por lo tanto no se ven afectados por las fluctuaciones en la tarifa, a no ser que en su tarifa de mercado libre, le repercutan estas subidas y bajadas. Es recomendable llamar a la comercializadora para conocer qué tipo de contrato tenemos, las condiciones, así como la fecha de vencimiento”, explica Manuel Cabrera.
Las comercializadoras de electricidad del mercado libre son: Endesa Energía, Iberdrola Clientes, Naturgy (antes Gas Natural), EDP, Repsol, CIDE HCE Energía, Holaluz, Fenie Energía, Cepsa, Audax, etc., mientras que las que pertenecen al mercado regulado (es decir, aquellas cuyo precio del Kw/h lo fija el Gobierno) son Energía XXI, Cur Energía, Comercializadora Regulada Gas&Power, Baser, etc.
• Acabar con la “Electricidad Zombie”: cuando tenemos muchos aparatos conectados, estos tienen un consumo interno pequeño, pero que sumados todos pueden incrementar en un 10,7% el consumo energético total de la vivienda, según un estudio del IDAE. Además puede haber pequeñas derivaciones de energía a tierra, que también puede ayudar a incrementar la factura. “Esta energía, conocida como ‘Electricidad Zombie’ no la estamos utilizando, se pierde, pero sí está siendo registrada en nuestro contador y, por lo tanto, se nos va a cobrar”, indica Cabrera. La forma de acabar con ella es desenchufar los aparatos que puedan ser desenchufados y no apagarlos solo en el stand by. “Nos referimos a la cafetera, el ordenador, la impresora, etc. Es decir, los pequeños electrodomésticos, pero también, aunque con un consumo mínimo, a aquellas lámparas y cargadores de móvil que dejamos enchufados in eternum) o a la electrónica que puede estar consumiendo (la tele, el home cinema, el aire acondicionado, el decodificador de la TDT, el DVD y las videoconsolas). En el caso de la lavadora, el horno o el lavavajillas tendríamos que bajar el automático del cuadro eléctrico destinados a ellos. Lo que no se debe desenchufar es el frigorífico o el router, por seguridad”, aclara el director Técnico de APIEM.
Con este sencillo gesto es posible ahorrar, según el IDAE unos 50€ al año, o el 10,7% del consumo de la instalación.
“Un instalador eléctrico autorizado, con unas pinzas amperimétricas, puede calcular de forma rápida y sencilla cuánto es el consumo de la ‘Electricidad Zombie’ en nuestros hogares y hacernos también el cálculo de la energía que estamos perdiendo, y pagando”, señala Cabrera.
• Revisión de los diferenciales: APIEM recomienda realizar periódicamente revisiones eléctricas en los hogares y que estas revisiones sean realizados por instaladores profesionales habilitados por la Comunidad de Madrid. “Realizar una revisión eléctrica cada dos o tres años es un seguro de vida, ya que el origen eléctrico es la principal causa de incendio con fallecidos en viviendas en España. Un instalador profesional puede comprobar si un diferencial cumple con su función de detectar las derivaciones de energía y, en caso de haberlas y de que la suma de todas ellas sobrepase los 30 miliamperios, salta y deja sin electricidad a la casa, permitiendo que no haya cortocircuitos ni incendios y, por tanto, siendo un seguro de vida para el hogar.” explica Cabrera. Desde el punto de vista del ahorro económico cabe destacar, además, que “si un diferencial no funciona bien, puedes tener derivaciones de energía; una energía que estás pagando, pero no estás disfrutando”.