Tras la reciente DANA de Valencia, muchas personas se han preguntado si es peligroso que un coche eléctrico se sumerja en agua, por el riesgo de una electrocución o incendio en las baterías de estos coches. Desde APIEM, queremos lanzar un mensaje de tranquilidad al respecto. Manuel Cabrera, director Técnico de APIEM, explica que “antes de la puesta en servicio de cualquier producto en la Unión Europea, ha de cumplir una serie de normativa que hace que ese producto sea seguro para las personas y para los bienes. Concretamente en el caso de las baterías de Litio-ion, que son las que la mayoría de los fabricantes de coches instalan en sus vehículos, deben cumplir una serie de normas y ensayos sobre celdas y baterías para garantizar la seguridad y el ciclo de vida de las mismas”.
“Es importante que cumplan la normativa, no por su tensión, que habitualmente no es peligrosa por baja, sino por la energía que pueda almacenar y lo que deriva de ella como pueden ser los riesgos térmicos o de explosión”, indica Manuel Cabrera.
En la norma UNE-EN-62133-1-2:2017 (Acumuladores alcalinos y otros acumuladores con electrolito no ácido. Requisitos de seguridad para acumuladores estancos portátiles y para baterías construidas a partir de ellos, para uso en aplicaciones portátiles. Parte 1: Sistemas de níquel (Ratificada por la Asociación Española de Normalización en junio de 2017.), se recogen las pruebas a las que deben someterse las pilas y baterías de Litio. “Se realizarán ocho pruebas, de T1 a T8. Las pruebas T1 a T5 deberán realizarse secuencialmente a la misma batería. Las pruebas T6 y T8 deberán realizarse a baterías que no hayan sido sometidas a ninguna otra prueba. La prueba T7 puede realizarse utilizando baterías no dañadas utilizadas anteriormente en las pruebas T1 a T5 con el fin de comprobar su funcionamiento sometidas a ciclos. Las pruebas son, Prueba T.1: Simulación de altitud, Prueba T.2: Prueba térmica, Prueba T.3: Vibración, Prueba T.4: Choque, Prueba T.5: Cortocircuito externo, Prueba T.6: Impacto, Prueba T.7: Sobrecarga y Prueba T.8: Descarga forzada”, señala.
“Por lo tanto, debemos estar tranquilos, ya que para que estas baterías se comercialicen en la Unión Europea deben someterse a unas pruebas severas que evitan que se produzcan accidentes con las mismas, ya sea de electrocución como de incendio o explosión” finaliza el director Técnico de APIEM.
La seguridad es casi absoluta
En el periódico El Debate explican que “tal y como es sabido, el agua y la electricidad suelen generar problemas cuando van de la mano”, pero que “de acuerdo con un artículo llevado a cabo por la publicación The Driven, la seguridad de los coches eléctricos frente a escapes de corriente o similares es casi absoluta”.
La publicación explica que en la actualidad existe un sistema de clasificación internacional denominado IP (Ingress Protection) que determina los niveles de protección que deben cumplir los componentes electrónicos frente al agua y otro tipo de materiales sólidos.
“En el índice IP el primer dígito indica la resistencia a la entrada de material seco, por ejemplo, polvo o arena, mientras que el segundo hace referencia a la resistencia contra el agua. En el caso de los coches los componentes electrónicos (batería, motor, variador…) deben cumplir con una homologación IP 66”.
Esto significa que están protegidos contra cualquier material sólido, el índice máximo es del 6, mientras que también resiste cualquier chorro de agua que vaya dirigido contra las ranuras de la batería, pues en el caso del segundo dígito el valor máximo es de 8.
Bloqueo del flujo eléctrico
Ni que decir tiene que la estanqueidad queda asegurada cuando la batería y las conexiones están sumergidas. En este caso, el valor 8 frente al agua es la protección absoluta propia de un submarino.
El problema puede surgir si a consecuencia de un accidente o de la riada, la batería o sus conexiones han sufrido daños, en este caso el vehículo cuenta con un sistema que bloquea la electricidad dentro de la batería para que no haya problemas, de la misma manera que los bomberos tienen un protocolo que cumplen siempre al acercarse a un eléctrico.
“En primer lugar, comprueban que no haya fugas eléctricas y en segundo sellan la batería para que el circuito eléctrico del coche no tenga corriente, de hecho, los eléctricos tienen un sistema de seguridad para hacerlo manualmente desde el exterior de la carrocería”.
Según explica la publicación Híbridos y Eléctricos, asimismo, “en el caso de una inmersión total, este nivel de protección asegura que los componentes sigan funcionando sin fugas eléctricas. Aun así, existen protocolos de seguridad adicionales en caso de un accidente que dañe la batería o sus conexiones: el sistema del coche bloquea automáticamente el flujo eléctrico, y los bomberos tienen procedimientos especiales para sellar el circuito eléctrico antes de intervenir”.
La experiencia de Florida y los coches eléctricos en inundaciones
“La única experiencia comparable es la catástrofe provocada por los huracanes en el estado de Florida, donde pudieron comprobar los desafíos a los que se enfrentan los vehículos eléctricos en situaciones de inundación”, indican desde Híbridos y Eléctricos.
Y en este sentido, destaca que “una demostración de la eficacia de este aislamiento se encontró precisamente en Florida. Allí, un Nissan Leaf que había quedado cubierto completamente de agua fue recuperado con sus baterías intactas y secas. Este ejemplo subraya la fiabilidad de los sistemas de aislamiento de los vehículos eléctricos”.
La publicación alerta de que, sin embargo, aunque las baterías pueden mantenerse en buenas condiciones durante una breve inmersión, esto no convierte a los coches eléctricos en sumergibles. Exponer el vehículo a una inundación severa podría dañar otros componentes eléctricos, como el cableado y los motores, lo que podría requerir costosas reparaciones.
“Algunos fabricantes, como Tesla, han implementado en sus coches eléctricos la capacidad de flotación temporal, de un par de minutos, lo que le da al conductor y a los ocupantes un tiempo clave para facilitar su salida además de proteger ciertos componentes críticos de una exposición prolongada al agua”.
Los coches eléctricos, además, tienen una ventaja sobre los de combustión. Estos dejan de funcionar cuando el agua llega a su tubo de escape ya que actúa como una barrera física que impide que los gases de escape, fundamentales para completar el ciclo de combustión, salgan del motor. Si el agua permanece en contacto con el catalizador, un componente sensible a las temperaturas extremas y a los cambios bruscos de temperatura, durante un tiempo prolongado, puede dañarlo. En el caso de los coches eléctricos, esta situación no ocurre.
Por otro lado, el peso de los coches eléctricos, mayor que el de los vehículos de combustión, ofrece ciertas ventajas en el caso de las inundaciones. Su masa adicional reduce la probabilidad de que floten o sean arrastrados con la misma facilidad que un coche de gasolina. Esto podría haber reducido el número de vehículos desplazados en las calles y cunetas de Valencia.
Agua salada y agua dulce
El informe Teardown Study of Flood Damage Electric Vehicles, de la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA) de Estados Unidos, analizó el caso del huracán Ian, que afectó a alrededor de 4.000 vehículos eléctricos en el país. De estos, 600 fueron declarados siniestro total, y 36 de ellos se incendiaron días después debido a los daños internos causados por la corrosión.
Aun así, es necesario tener en cuenta las diferencias en el tipo de agua. En Estados Unidos, muchos de los incendios espontáneos en vehículos eléctricos sumergidos ocurrieron en agua salada, que es más corrosiva y agresiva con las conexiones eléctricas. No obstante, en Valencia, el agua era dulce, lo cual podría haber disminuido el impacto corrosivo en los componentes eléctricos de los coches sumergidos.
En cualquier caso, frente a una situación de inundación, la recomendación es evitar circular por calles anegadas y seguir las instrucciones de protección civil. Aunque los coches eléctricos ofrecen ciertas ventajas frente al agua, la seguridad personal siempre debe ser la prioridad en estos casos, ya que los riesgos para el vehículo pueden ser menores en comparación con los que enfrenta el conductor en una emergencia de este tipo.