La Formación Profesional en España está a punto de experimentar su mayor transformación en décadas. El borrador del nuevo real decreto de ordenación de la FP, al que ha tenido acceso EL PAÍS, implanta nuevas asignaturas obligatorias en todos los ciclos de grado medio y superior, como inglés, digitalización y sostenibilidad del sistema productivo. Permite matricularse fácilmente de asignaturas sueltas (una opción pensada para los trabajadores), tunear titulaciones agregándoles materias de otros ciclos, o concentrar toda la carga lectiva de una formación en un solo día a la semana, por ejemplo, los sábados. Aumenta las horas de prácticas en empresas. Incorpora nuevas figuras a los centros educativos para aprovechar el conocimiento “senior” de los docentes jubilados o la experiencia laboral de profesionales externos en activo. Y crea grados conjuntos de FP básica y media para combatir el abandono escolar.
La Formación Profesional es la etapa educativa en auge: su matrícula ha crecido hasta acercase a los 1,1 millones de estudiantes, jóvenes y no tan jóvenes. Y su reforma está siendo mucho más tranquila que la de la etapa obligatoria, el bachillerato o la Universidad. Se beneficia, por una vez, del escaso interés que siempre ha generado en la sociedad, y del consenso que el Ministerio de Educación y Formación Profesional ha alcanzado con las organizaciones sindicales y empresariales. La FP lleva, además, tiempo conectada a la realidad y siendo una enseñanza competencial, dos elementos que la nueva normativa, que el Gobierno prevé aprobar antes del verano, potencia. El real decreto desarrolla la Ley Orgánica de FP aprobada en 2022, tiene más de 200 páginas porque abarca multitud de aspectos, y obligará a las administraciones a integrar en una misma planificación la oferta de los centros educativos y de los centros de formación para el empleo (la orientada a trabajadores y desempleados). Estos son los principales cambios que introduce.
Matricularse de asignaturas sueltas
La Formación Profesional no se dirige solo a su público tradicional, chavales de 16 a 18 años en el grado medio y de 18 a 20 en el superior. Entre otras cosas, porque ya hay más de 225.000 mayores de 24 años estudiando dichas titulaciones. Ahora integra, además, la formación para el empleo orientada a adultos. Uno de los cambios más relevantes del decreto, pensado para ellos, es que normaliza el hecho de matricularse de asignaturas sueltas, para facilitar que los trabajadores refuercen o actualicen sus competencias sin grandes trastornos para su jornada laboral. Si un centro ofrece una titulación completa de grado medio o superior estará obligado a ofertar también sus asignaturas sueltas. A efectos de plazas ocupadas, quienes se matriculen de ese modo solo contarán en dicho módulo. El ministerio espera que ello permita que, en caso de que elevada demanda en una asignatura, el centro pueda absorberla desdoblando solo dicho grupo.
Todas las formaciones completadas, independientemente de su duración (que podrán ser incluso menores de una asignatura, las llamadas por la normativa de grado A), tendrán validez por sí mismas, se incorporarán a lo que el ministerio llama “mochila formativa”, y quienes las cursen podrán acreditarlas oficialmente en el mercado laboral.
Convalidaciones con la Universidad
Un alumno con un título de FP superior que se matricule en una carrera del mismo ámbito de conocimiento podrá convalidar entre 36 y 60 de los 240 créditos del grado universitario, entre el 15% y el 25% del total (y si tiene un máster profesional, podrá convalidar otros 15 créditos). A la inversa, los porcentajes serán los mismos, y los créditos convalidables entre 18 y 36.
Concentrar la carga lectiva en un día a la semana
Los centros educativos podrán impartir las asignaturas de forma cuatrimestral además de anual, como sucede ahora, si lo consideran mejor para todas o una parte de sus asignaturas, siempre que lo apruebe su administración autonómica. También podrán concentrar formaciones, por ejemplo, de un módulo o de un conjunto de módulos, en periodos extraordinarios. Por ejemplo, los sábados, una modalidad que puede ser útil para los trabajadores. O los viernes, para responder a la petición de una empresa (la llamada “formación a la carta”) interesada en formar a los trabajadores de uno de sus departamentos en un ámbito específico.
La red de centros de Formación Profesional incluye a los que forman parte del sistema educativo (que representan menos de la mitad del total) y los orientados a la formación para el empleo. Fuentes del ministerio apuntan que las formaciones en horarios extraordinarios dirigidos a trabajadores como los mencionados podrían ser impartidos en centros públicos o privados, por personal público o por formadores externos y expertos del sector, según lo planifique la comunidad autónoma.
Nuevas asignaturas obligatorias
Todo el alumnado de grado medio y superior, independientemente del ciclo específico que estudie, tendrá cuatro nuevas asignaturas (en FP se llaman módulos) obligatorias: Inglés técnico, que hasta ahora solo se impartía en algunas titulaciones y las empresas habían pedido generalizar; Digitalización; Sostenibilidad aplicada al sistema productivo, e Itinerario personal para la empleabilidad. Parte de los contenidos serán comunes a todos los ciclos, y otros específicos. La explicación de qué es la nube o el big data, por ejemplo, será igual, pero el profesorado tendrá que concretar en cada ciclo cuál es su aplicación en el sector al que pertenezcan, como puede ser el sanitario o el industrial.
El ministerio considera muy importante la asignatura Itinerario personal para la empleabilidad, que se estudiará en los dos cursos de cada ciclo. Su objetivo es que el alumnado adquiera habilidades interpersonales y sociales, aprenda a trabajar en equipo, asuma una mentalidad emprendedora, tenga conocimientos en prevención de riesgos laborales, y desarrolle competencias que le ayuden para planificar su trayectoria profesional y formativa durante el resto de su vida.
También se crean por primera vez asignaturas optativas. El decreto define varias, que consisten en profundizar en las nuevas troncales de digitalización, inglés y sostenibilidad, y las comunidades autónomas podrán diseñar otras que se ajusten a su tejido productivo. Los estudiantes podrán convalidar como horas de optativas (que representarán el 8% del total de un título) cursos de formación que hayan recibido en sus empresas.
Titulaciones tuneadas y dobles grados
El decreto facilitará la aprobación rápida de nuevos ciclos (así como de formaciones de menor tamaño, como los módulos) por parte del ministerio para adaptarse a las necesidades que surjan en el mundo productivo. Permitirá que las comunidades autónomas adapten las titulaciones incorporándoles asignaturas de otros. Y que ofrezcan dobles titulaciones (una posibilidad que ya existía en algunos territorios, pero que carecía de respaldo normativo) que durarán tres cursos académicos, uno más de lo que dura un ciclo único. También será posible ofertar grados medios y superiores que integren el currículo español y el de otro país bajo el nombre de “doble titulación internacional de Formación Profesional”, que deberán ser reconocidos previamente por ambos gobiernos.
Ciclo conjunto de FP básica y media
Uno de los talones de Aquiles del sistema educativo y productivo español es el elevado porcentaje de personas que terminan, como mucho, la etapa obligatoria. En esa situación está un 36,1% de la población de 25 a 64 años, y un 13,9% de los que tienen entre 18 y 24. El ministerio espera contribuir a reducir lo que se conoce como abandono escolar temprano con los itinerarios que integrarán un ciclo de FP básica (pensada para que los alumnos que van mal acaben la ESO) y otro de grado medio. Los chavales empezarían a los 15 años y en cuatro cursos obtendrían el título de técnico. También habrá itinerarios integrados de ciclos de grado medio o superior y cursos de especialización (que equivalen al máster universitario en la FP).
Planificación integrada para estudiantes y trabajadores
Con la aprobación del decreto, las comunidades autónomas ya no podrán planificar por un lado la oferta para el sistema educativo y por otro la formación que requieren los trabajadores, como hasta ahora, sino de forma integrada. Para definir las necesidades, las comunidades podrán crear un organismo en el que además de la administración autonómica se sienten las organizaciones empresariales, sindicales, los municipios y los centros de formación. Los centros de FP del sistema educativo también ofertarán formación para adultos, incorporarán líneas de “investigación aplicada” y las administraciones deberán fomentar la creación de redes de institutos de la misma familia profesional para que desarrollen proyectos intercentros.
Expertos senior y nuevos coordinadores
El decreto regula nuevas figuras en los centros educativos, como el “experto senior docente”, que pretende aprovechar el conocimiento de los profesores jubilados que quieran ser mentores de los nuevos docentes. No cobrarán (el salario sería incompatible con la jubilación), pero la norma les permite estar en el centro y entrar en las aulas, algo que de otra forma no podrían hacer. Se regula también la figura del “experto de empresa”, que podrán dar simultanear su trabajo con la docencia de un módulo siempre que cubran una función para la que el centro educativo no haya encontrado profesorado. Y la del “experto senior de empresa”, pensada para trabajadores que han tenido relación con un instituto, se hallan cerca de la jubilación y tienen, por ejemplo, una jornada reducida, la cual podrían dedicar plenamente a la docencia, desde la empresa o en el centro educativo (que asumiría su salario).
Las administraciones autonómicas y los Ayuntamientos podrán contratar “prospectores de empresa”, dedicados a facilitar el contacto entre los centros educativos y los de trabajo. Y deberán contar con coordinadores internos de digitalización, internacionalización (responsables de organizar por ejemplo las estancias en el extranjero de alumnado y docentes), y de orientación.
Incorporación de actores
Los centros de segunda oportunidad, que realizan una función paralela al sistema de FP, dando formación y orientación a adolescentes y jóvenes que abandonaron los estudios, se integrarán en él. El decreto también facilita la intervención de los Ayuntamientos en la definición de la oferta formativa en sus municipios.
Más horas en las empresas
El decreto regula la previsión de la Ley de FP de generalizar el modelo dual, que traslada buena parte de la formación de los alumnos a las empresas. Los alumnos pasarán en ellas entre el 25% y el 35% de las horas en el régimen general y entre el 35% y el 50% en el intensivo. Contarán con un tutor en el centro y otro en la empresa. Los alumnos dispondrán de un tutor en el centro y otro en la empresa. Y las administraciones podrán dar ayudas a las pequeñas y medianas empresas para que participen en ello.
Fuente: El País.